Policiales

Doble crimen del barrio San Eduardo: condenan a prisión perpetua al culpable

Luego de que un jurado popular hallara culpable a José Ignacio Serra por los asesinatos de Ezequiel Contreras y Nicolás Vergara, el juez Alexis Simaz lo condenó a la máxima pena posible.

Luego de que el jurado popular declarara culpable a Ignacio Serra por el doble crimen del barrio San Eduardo, ocurrido en agosto de 2021, el juez Alexis Simaz lo condenó a prisión perpetua, la máxima pena prevista.

Serra había sido hallado culpable por los asesinatos de Ezequiel Contreras (35) y Nicolás Vergara (26), por el delito de “doble homicidio doblemente agravado”, en un juicio por jurados realizado en el Tribunal N° 3.

Vale recordar que, según la investigación del fiscal Leandro Arévalo, Serra había querido vengarse de Contreras, quien lo había golpeado 48 horas antes en una parada de colectivos tras haberlo acusado “de mirarlo mal”. Por eso, el fiscal explicó que había ido a buscarlo a una despensa ubicada en la calle 841, entre 0 y 2, donde se produjo el hecho.

Dos días después de ese incidente, el de agosto de 2021, cerca de las 13 Contreras y Vergara, su compañero en la obra en construcción, se disponían a almorzar. Para eso, el primero detuvo su Citroën frente al comercio “La Esquinita”, con el objetivo de comprar comida. Se bajó del vehículo, mientras el otro albañil esperaba en el asiento del acompañante. Lo que siguió, cuando Contreras regresó al rodado fue una balacera unilateral que acabó con ambas vidas

El caso fue investigado por el fiscal Arévalo, quien reconstruyó lo acontecido en las horas previas al doble crimen. También supo que, si bien Serra no tenía antecedentes penales, sabía manipular armas de fuego y contaba con un permiso para su tenencia desde 2011.

En base al análisis de testimonios, imágenes tomadas por cámaras de seguridad y peritajes balísticos, el fiscal concluyó que Serra había sido el autor de los disparos y ordenó su detención, así como también un allanamiento en su domicilio, donde se encontró la caja de una pistola calibre 9 milímetros. Ese tipo de arma era compatible con la que se cometieron los asesinatos, de acuerdo a los informes de los especialistas que examinaron las 17 vainas servidas halladas junto a los cadáveres de Contreras y Vergara.

Serra fue detenido el 6 de agosto de 2021 y tiempo después recibió el beneficio del arresto domiciliario con monitoreo electrónico, condición en la que llegó al debate. Tras ser declarado culpable, fue trasladado a la Unidad Penal de Batán.


Un lunes sangriento


En diálogo con LA CAPITAL, José Vergara recordó entre lágrimas el último momento en que estuvo con su hijo Nicolás. Ese fatídico lunes 2 de agosto de 2021 habían estado juntos a la mañana, mientras esperaban que Ezequiel Contreras pasara a buscar al joven para pagarle el sueldo. “Mi hijo ya no quería trabajar con él, le pagaba poco y el trabajo era muy duro: se levantaban a las 6 de la mañana y terminaban a las 10 de la noche, proyectando, haciendo planos. Mi hijo no era albañil, era técnico mecánico en motos”, agregó.

Ese día, cerca de las 11 de la mañana, Nicolás Vergara salió con el termo y el mato en las manos y dijo: “Pá, en un rato vuelvo que tengo que ir con mamá a la veterinaria”. Esas serían las últimas palabras que José escucharía de su hijo, la última imagen que tendría.

A la hora y media un amigo de la familia Vergara, veterano de Malvinas, fue hasta la casa y le dijo a José que fuera rápida, que lo habían baleado a Ezequiel. Vergara instintivamente pensó en su hijo, en Nicolás que había ido con su jefe y que estaba con él. El hombre agarró la camioneta y fue hasta la calle 841, entre 0 y 2.

Al llegar, un policía le dijo: “Ahí está Ezequiel tirado”. José Vergara, casi sin poder respirar y con un nudo en el pecho, caminó lentamente mientras miraba una escena que era de espantó y al acercarse vio que el cuerpo que estaba tirado no era el de Ezequiel, era el de Nicolás, su hijo.

“Mi hijo estaba tirado sin vida, es una cosa inexplicable: lo mató a sangre fría, por la espalda, no le tiró un tiro, le disparó 17 balazos. A Contreras le voló la cabeza, lo desintegró. A mi hijo le pegó en las dos piernas, en el hombro, en el cuello y el tiro de gracia fue por la espalda. Es una hiena, es una persona que no merece ser alumbrada por la luz del sol”, dijo entre lágrimas José Vergara.

“Mi hijo agradecía al sol el amanecer y al atardecer. Era puro amor y se brindaba pleno a las personas”, recordó el hombre, quien al enterarse que Serra fue condenado a prisión perpetua consideró que se hizo justicia por su hijo y por Ezequiel Contreras.

 

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